¿Qué es el PEIG?
El Programa de Excelencia de Isra García (PEIG) es un curso de 3 días consecutivos y largas jornadas lectivas con un objetivo claro: que los alumnos (personas en paro) alcancen su mejor versión tanto personal como profesional y consigan trabajo en un período de 60-70 días.
Lo primero que me sorprendió del PEIG es que es gratuito. En un mundo capitalista, en el que lo que priman son el dinero y las ventas, Isra García se da a sí mismo, se entrega al 100% de forma altruista para ayudar a personas en desempleo a mejorar tanto personal como profesionalmente. Y es que, aunque no todos lo ven, ambas esferas están directamente relacionadas.
¿Por qué lo hace? Quizá, porque es un tipo de origen humilde, que se ha ganado a pulso todo lo que tiene y sabe lo que es sentirse perdido. Tal vez, porque compartir algo que ha comprobado empíricamente que funciona y ayudar a los demás, sienta incluso mejor que ayudarse a uno mismo.
¿Cómo llegó a mí?
Yo me enteré de que existía el Programa de Excelencia por puro azar. O quizá él me encontró a mí porque era justo lo que necesitaba en este momento de mi vida. ¿Acaso existen las casualidades o todo sucede por una razón?
El caso es que estaba navegando en Instagram para encontrar contenido de calidad que compartir en mis redes, cuando vi una publicación de la periodista Erica Sánchez (@corroysoymujer). Ella había participado en la primera edición de este año, la de Alicante, y quería compartir con sus seguidores lo que había significado para ella. El post era tan sincero y tan inspirador que me puse a buscar información como una loca. Yo también quería vivir algo así.
Pero me llevé un chasco cuando vi que en Madrid el PEIG empezaba… ¡al día siguiente! «Seguro que el grupo ya está cerrado», pensé. Pero no me detuve. Rellené a conciencia el cuestionario de inscripción: una batería de preguntas profundas, que anunciaban por dónde podía ir el curso… y, contra todo pronóstico, recibí una llamada que decía que… ¡me habían cogido! La transformación empezaba.
¿Cómo fue el PEIG Madrid?
Durante los siguientes 3 días, el despertador sonó a las 6 de la mañana. Tenía que recorrerme la ciudad, casi de punta a punta, para estar como un clavo en La Nave cuando el reloj señalase las 8. Algo bastante habitual para casi cualquier trabajador residente en la capital. Pero esta formación integral e intensiva requería un compromiso y un esfuerzo por nuestra parte, así que asistimos (medio incomunicados) a más de doce horas de formación diarias (15 el último día).
Pero lo más duro no fue ni madrugar, ni las jornadas maratonianas que nos metimos entre pecho y espalda. Lo más jodido, fue mirarse por dentro, abrirse en canal delante de unos desconocidos que ya no lo son tanto, y señalar aquello que nos frenaba.
5 personas dejaron el programa el primer día. Pero los 24 que nos quedamos fuimos poco a poco, de menos a más (como debe hacerse todo en esta vida), explotando como palomitas en una sartén.
Aprendimos que las dimensiones del potencial humano son 4: intelectual, emocional, espiritual y física. Y que la excelencia requiere de plenitud.
Descubrimos, entre otras cosas, que todos somos iguales. Que la inseguridad y el miedo al fracaso son las vulnerabilidades más recurrentes, y que la mentalidad (inadecuada) es nuestro mayor enemigo.
La capacidad y el potencial ya los teníamos. Pero existían barreras que nos estaban frenando. Ahora sabemos que las claves para alcanzar la excelencia (tanto profesional como personal) son 3: iniciativa, autodisciplina y autoconsciencia. Por lo tanto, la única manera de conseguir un objetivo es ir a por él «a muerte » y no desistir nunca. Intentarlo de todas las maneras imaginables hasta que suceda.
¿Qué he aprendido?
La experiencia ha sido dura, no lo voy a negar, pero también muy gratificante. Y gracias ella, hoy soy consciente de mis habilidades núcleo, mis ventajas competitivas y he encontrado mi propia rutina de ultraproductividad. Ya no existen las excusas ni las inseguridades. He sobresalido por encima de mí misma y trabajo cada día para ser mi mejor versión.
Me llevo una libreta llena de apuntes y unos futuros amigos. Así que solo puedo decir: gracias. Tanto a Isra García y su equipo, como a todxs mis compañerxs, por todo lo compartido. Porque el PEIG Madrid ha sido una experiencia única e inolvidable.
Y, si tú también quieres alcanzar la excelencia, aprender sistemas para evitar la procrastinación y conocer la ultraproductividad, no lo dejes en un deseo, aún quedan un montón de fechas y ciudades por las que pasará el PEIG. Entra en esta web e infórmate:
🔹https://programa-de-excelencia.com
Quizá te interese también este artículo que escribí sobre empezar de cero tras asistir a una de las ediciones de El Éxito del Fracaso, otro evento que recomiendo para empezar a perderle el miedo a fallar.
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10 comentarios
Fantástico Ana. Mejor no lo podías haber explicado. Éramos normales y ahora somos súper… productivos, autoconscientes y consistentes. El cambio es radical y todo estaba dentro de nosotros mismos. Seguimos!!!
Así es, Bruno. Pero lo más importante viene ahora… aplicarlo cada día. Como bien dices, ¡seguimos! ¡A por todas!
¡Enhorabuena Ana!
Leyéndote me has animado a retomar mi página y comenzar a escribir de nuevo.
Hay tantas vivencias que pueden ayudar….!
Ya me he suscrito.
Un beso enorme.
Inma
¡Cuánto me alegro, Inma! Todos sumamos y escribir, puede ser una terapia tanto para el autor como para el lector. Yo estaré encantada de leerte. Ah, ¡y muchísimas gracias por suscribirte!
Muy bien resumido Ana! Si todos asistiéramos a este seminario, cuántas cosas cambiarían! Me encantaría tener una ventanita al futuro y ver dónde vamos a estar todos en un tiempo. Lo que está claro es que vamos a estar mejor que si no hubiéramos estado en el PEIG. Gracias por compartirlo y estamos en contacto!
¡Cuánta razón, Cris! Debería ser una asignatura, o un curso obligatorio. El mundo sería mejor. Y nosotros… estaremos bien. Ya lo veremos y lo comentaremos. Yo aquí estoy para lo que quieras. ¡Un abrazo!
Ana, gracias por tu forma de expresar esta experiencia y lo que ha supuesto para ti. Todo el equipo PEIG nos sentimos identificados, porque fuimos los primeros en vivirlo. Seguimos en contacto.
Me alegro de que te haya gustado. Necesitaba volcar todo lo que sentía para poder volver al artículo siempre que lo necesite, porque no quiero que se me olvide nada. Estamos en contacto, ¡por supuesto!
Enhorabuena por hacer el trabajo que importa Ana Belén.
Gracias por ayudarnos a «despertar». Estamos en contacto y, para lo que necesites, aquí me tienes.