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Por una vida sin spoilers

Me declaro seriéfila 

Tengo que reconocerlo, lo soy. Y desde hace ya varios años. Para mí, todo empezó con Perdidos (Lost). Fue la primera serie que me enganchó de verdad. No fue solo por la trama ni por lo espectaculares que resultaban las imágenes.  Si no por todo el fenómeno que surgió alrededor: los grupos de amigos empezaron a juntarse para ver los episodios y para tratar de dar respuesta a las incógnitas que iban surgiendo. Aquella isla misteriosa consiguió trascender la pantalla y crear comunidad. 

Sé que a muchos no les gustó el final. La decepción fue tal que pasaron de fans a haters oficiales. Y aunque a mí sí me satisfizo, entiendo perfectamente al otro bando. Y es que J.J. Abrams y Damon Lindelof consiguieron algo realmente difícil: elevar las expectativas del público hasta el infinito. 

La revolución fue tal, que hasta tuvimos la oportunidad de ver el desenlace (casi) al mismo tiempo que lo hacían los fans estadounidenses. Corrieron ríos de tinta al respecto y hubo de todo: nervios, emoción, sueño (se emitió en torno a las seis y media de la mañana) y hasta un “pequeño” lapsus. Pero mereció la pena. Siempre recordaré con cariño aquella madrugada. No por el final en sí, sino por las personas con las que lo compartí. 

Sentada en mi sillón con el mando a distancia en la mano preparada para ver mi serie favorita.
Las series, como la vida, mejor en compañía

Tras despedirnos de Jack, Kate y los demás (son muchos, no voy a nombrarlos a todos), llegaron más ficciones y personajes a nuestras vidas. Y, con mayor o menor repercusión mediática, todas y todos nos aportan algo.  

Existe una amenaza llamada “spoiler” 

Seguimos hablando de series cada día. Aunque ahora la mayor parte del debate la ocupan los spoilers. Ya sé que siempre han existido. Un buen ejemplo que data nada más y nada menos que de 1982, lo tenemos en Verano Azul, cuando la revista Supertele anunció la muerte de Chanquete antes incluso de que se emitiera en la televisión. 

El problema es que actualmente nos tropezamos con spoilers a diario. No porque hayan proliferado, sino porque cada vez disponemos de más canales de comunicación. Las Redes Sociales nos aportan innumerables beneficios tanto a nivel personal como profesional, pero también pueden arruinarnos el día. 

Cara de susto como consecuencia de un spoiler
Mi cara cuando me topo con un spoiler

Si eres fan de Juego de Tronos, sabrás a qué me refiero. Los lunes no lo son tanto desde el estreno de la octava temporada. Empezamos la semana ávidos de capítulo. Pero cada vez resulta más difícil preservar el misterio. Quizá si no entramos en FacebookInstagram o Twitter, consigamos evitar el destripe. Pero nada es seguro. Los memes pueden viajar a través de WhatsApp y darnos caza. Y eso, eso es lo peor que le puede suceder a un seriéfilo. 

Qué es, que no lo es y cuándo caduca un spoiler 

Claro que aquí surge un debate: qué es un spoiler, qué no lo es y cuándo caduca. Algunos casos son claros. Cualquier frase, imagen o vídeo que descubra un aspecto clave de la trama (por ejemplo, la muerte de un personaje principal) es un spoiler. 

Pero hay quien mete en el mismo saco a las valoraciones y no va desencaminado. Un “a mí me ha gustado” o un “pues a mí me ha parecido pésimo” no revelan ningún secreto del guion, pero si trastocan y condicionan totalmente nuestras expectativas

Comiendo palomitas
serie + palomitas = placer

Otra cuestión difícil de acotar es la caducidad del spoiler. ¿Cuándo podemos compartir algún detalle sin ser reprendidos moral y virtualmente? La información viaja a toda velocidad, así que yo propongo fijar un intervalo de 24 horas desde el lanzamiento del episodio. A partir de ahí termina la tregua y todos los usuarios quedan expuestos, a sabiendas, al bombardeo del destripe. 

Y entonces, ¿cómo podemos sortear un spoiler? 

Créeme, es realmente complicado. Solo se me ocurren dos opciones que garantizan un visionado en paz: ser de los primeros en hacerlo (aunque no me parece sano levantarse a las 4 de la mañana para conseguirlo) o encerrarnos en una burbuja y no entablar conversación con ningún ser viviente (sin excepciones) hasta encontrar “el momento” y disfrutar de la cita con HBO (Netflix… o similar). 

Mando a distancia y televisión con Netflix en pantalla
Netflix y HBO son paraísos para un seriéfilo

¿Cuál eliges tú? O, mejor aún… ¿Conoces un mecanismo anti-spoiler más eficaz? Cuéntamelo todo abajo en forma de comentario. Si te ha gustado, comparte. Y, si quieres estar al tanto de todas las publicaciones puedes suscribirte a este blog… y seguirme en FacebookInstagram o Twitter!  

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